30 noviembre 2011

Predicción

¿Qué sientes, cuando sientes
que todo ha terminado?
Con un hilo de voz, indiferente,
anuncias que te vas.
En mi interior un aullido
se enciende, desgarrando
el trozo de cariño
que un día me colmó.
Las sombras de la noche
susurran en mi oído:
me dicen que algún día
cambiarás de opinión.
Al oírlo, mi lamento
se calma y languidece
y eternamente espero
se cumpla la predicción.

Otro día gris

Al final de esta noche densa
sólo hay otro día gris.
Las preguntas que hago a tu ausencia
no hallan más respuesta
que un doloroso silencio
clavándose en mis sienes.
Cada por qué reverbera
insoportablemente pesado,
llenando de un eco amargo
y áspero mi desconsuelo.

Después de estas horas negras
vendrá otro día gris.
Me asomaré a mi ventana
cansada de esta añoranza
que me carcome por dentro
depredando inclemente y terca.

Quiero parar esto, basta ya
de torturar mi mente,
de machacar mi pecho.
Quiero pensar que un día
dejará de doler la soledad.

Debo detenerla, debo parar
de alimentar a la bestia
con lo que queda de mí.
Debo creer que un día
tu imagen hiriente se esfumará.

Trozo de Cielo

Este trozo de cielo
que cabe en mi ventana
es todo lo que preciso
para llenar mi alma.
No me quites mis días,
no me quites la calma
que otra cosa no puede
alimentar mis ansias.
Puedes llevarte el mundo
con todas sus andanzas,
puedes llevarte todo
a una tierra lejana.
Llévate los colores
que colman tu mirada
pero déjame el azul
que entra por mi ventana.

20 abril 2011

Conclusión

Nada me hace tan feliz
como haberme librado de ti.

Agradezco que no hayas tenido
capacidad de quererme;
que tus besos hayan sido
simples simulacros de amor;
que tus ojos no hayan visto
más que momentos ardientes
en aquel incendio nuestro
que mi vida consumió.

Celebro no haber cedido
ante tu juego insufrible
ni haberme dejado arrastrar
hasta el fin de tu locura;
que la trampa de tus brazos
no me haya arrebatado
más que unas cuantas veces
de mi sabia compostura.

Me alegra incansablemente
que tu risa fuera falsa,
y que tus manos me hayan
acariciado, sin más;
que esas noches con tus labios
y tu aliento junto al mío
no hayan sido suficiente
para llenar tu ilusión.

Eternamente, agradezco
que ya no estés en mi vida
envenenando mi cuerpo
con despiadadas mentiras;
que tus gritos jubilosos
ya no lleguen hasta mí;
que sea otra, esta vez
la que enjugue tus delirios.

Y no hay absolutamente nada
que me haga más infeliz.

Tu nombre mil veces.

Cuando los recuerdos no me dejan respirar
cuando las palabras no paran de resonar
cuando la piel arde, y aquí dentro duele
cuando mis pensamientos sólo me conducen
a preguntarme una y otra vez
si volveré algún día a verte.

Cuando una burbuja sube por mi pecho
y se vuelve roca al llegar a mi garganta,
cuando hasta mi llanto empieza a congelarse
mi vista se nubla de tanto pensarte
ya no sé si eres, si fuiste o serás
tan sólo producto de mi imaginación.

Sólo puedo gritar
tu nombre mil veces
para gastarlo y así
borrar tu huella de mí.

Cuando los secretos lo invaden todo
y ya no tengo nada, nada que contar
cuando el miedo a tenerte es mucho más fuerte
que el temor a que no vuelvas nunca más,
cuando el mundo entero a mi alrededor
se vuelve todo gris, porque tú no estás.

Sólo puedo gritar
tu nombre mil veces
para gastarlo y así
borrar tu huella de mí.

Cómo te digo la verdad

Cómo te digo la verdad
si no hemos hecho más que callar
cómo te miro ahora a los ojos
que tan bien he aprendido a esquivar
cómo quieres que escuche
otra vez esta historia
gastada la música
de tanto girar.

Yo lo que quiero es vibrar
con ciertas palabras, palabras ciertas
necesito retumbar
como el suelo bajo tu marcha
gritar esta canción antes que sea
demasiado tarde.

Cómo voy a despertar
si tu silencio no me deja dormir
cómo voy a pedirte más
si ya todo me lo bebí
y ahora los recuerdos
como manchas en la pared
afloran cuando menos
quieres que estén.

Yo lo que quiero es vibrar
con ciertas palabras, palabras ciertas
necesito retumbar
como el suelo bajo tu marcha
gritar esta canción antes que sea
demasiado tarde.

Me canso de estar aquí

Me canso de estar aquí
en esta ciudad sucia de lunes
de vidrios empañados en soledad
y rutina.


Ya no soy nadie, sólo yo.
Permanezco invadida
por la inmovilidad
y mi cuerpo es rodeado
en ocho dimensiones
por una fría nada
por hilos infinitos.


Busco en las esquinas
algo. 
Busco en los ojos
en las luces y vitrinas
una puerta que me ayude
a pensar sin sentir nada.


Porque miro y veo bocas
y enchufes y relojes y paredes.
Vivo, camino
y sólo puedo quebrarme.